miércoles, 24 de julio de 2013

Personajes: Maestro Rogerio Espinosa

Maestro Rogerio Espinosa
Lourdes DíazGüerere
CNP 18.234

“-Maestro ya es muy tarde. ¿No se ha fijado en la hora y usted todavía aquí en la escuela?
-¿Y a ti quién te dijo que debemos vivir pegados al reloj?...Yo no vivo pendiente de la hora para vivir y hacer…solo sé que la hora va detrás de mí irremediablemente”

Sus testimonios orales y escritos,  el ejemplo, la pasión por su profesión y el inquebrantable apego a los valores, al deber y al amor infinito hacen del maestro Rogerio Espinosa una referencia ineludible por su aporte significativo a las imborrables páginas de la historia de Dabajuro.
Nació en Coro el 16 de septiembre de 1892. Hijo del presbítero Guillermo Espinosa Laviera. En el Colegio Santo Domingo de Curazao estudió Teneduría de libros e inglés. Ejerció cargos y roles importantes dentro de la sociedad dabajurense como Secretario de la Jefatura Civil, Preceptor de la Escuela de Varones Dabajuro en 1929, Preceptor de la Escuela 241 de Dabajuro en 1936 y Director de la Escuela Federal Graduada “Guillermo de León” en 1945.

La Educación en Dabajuro se apegó a la idea tradicional de formar al hombre en su correcta forma de leer, escribir y actuar. Rigurosamente los patrones de enseñanza intentaban moldear al alumno a imagen y semejanza del maestro. A Dabajuro llegaron docentes que dejaron una huella indeleble por tener la capacidad de influir de una forma positiva, de justicia y respeto en toda la sociedad. Muchas de las características del dabajurense de hoy provienen de la formación de sus maestros.  Con mucha dificultad el mayor grado obtenido en el sistema educativo era el de Bachiller, lo que significaba un gran sacrificio por la necesidad de emigrar a otras ciudades. Una vez formado como Bachiller tenían la oportunidad de ser maestros en nuestro pueblo. Muchos de ellos todavía están aquí y son parte de la historia viva de la educación en Dabajuro. Sin embargo la presencia de Rogerio Espinosa cambió todos estos esquemas y brilló en todos los escenarios de la vida pública dabajurense.

El maestro Rogerio es quizá quien más influyó en la educación de Dabajuro, siendo un Director correcto pero amoroso, que inspiraba mucho respeto y no miedo, que formó parte activa de nuestra sociedad a través de medios de comunicación instituidos por él mismo, que cantó, que escribió y recitó poemas, que supo interpretar el sentir de un pueblo hacia sus tradiciones, creencias y sueños como es el caso del himno a San Antonio. También fue un ávido escritor y entre tantas virtudes podemos decir que fue un maestro que veía más allá de las aulas. Cumplió con su rol en la comunidad. Inculcó con ejemplos que la verdadera vocación del docente no es enseñar a leer y escribir con éxito a los alumnos, es formar a todo su entorno, es delegar acciones de bien, es influir con la razón.
Su eterno amor fue Josefa Zavala, a quien cariñosamente llamó “Pepe” y cuya adoración postró sobre sus ojos hasta los últimos días de su vida. Rogerio Espinosa luchó durante muchos años por consolidar su amor ya que de acuerdo a lo prejuicios de la época no era aceptado por la familia de ella debido a la tez morena del maestro, por ello esperó durante 30 años para contraer nupcias con Josefa. No concibieron hijos y tras la muerte de ella. Rogerio mantuvo luto activo hasta el fin de sus días. Entrelazado en negro, lucía sobre su camisa el eterno luto y sus uñas crecieron increíblemente al resistirse a cortarlas tras la pérdida de su amada “Pepe”.
Como escritor fue fundador del Periódico “Ecos de Coro” en 1909, escribió el poemario “Florilegio Heráldico” y 1944 y a mano escribió el periódico “Laguadrí” en 1946, primer medio de comunicación impreso de Dabajuro.
Falleció en Dabajuro el día 03 de noviembre de 1969. Dejó centenares de libros en su biblioteca privada, análisis, poemas, historias. Lamentablente la mayor parte de este legado se encuentra disperso y se extraviaron muchos documentos de importancia.  Fue el primero en fotografiar el Dabajuro de las décadas 30, 40 y 50 para dar testimonio gráfico de las vivencias del pueblo. Hoy en día, la orden “Rogerio Espinosa” es el reconocimiento más importante del occidente falconiano y se entrega en el marco de la autonomía municipal. Escuelas y la Biblioteca pública llevan orgullosamente su nombre para honrar la pluma y la labor de este admirable maestro
En 1940, Rogerio Espinosa miró más allá de la realidad que le circundaba y supo interpretar en sus publicaciones el futuro de Dabajuro vaticinando:

“Ya Dabajuro no será el pueblecito rezagado al borde del camino porque todos los caminos se dirigen a él. Ya no tienen que desplazarse apresurado hacia otras regiones, porque muchos que regresan están llegando a sus puertas, con la sonrisa en los labios y la fe en el corazón. Adelante Dabajuro, ha llegado tu hora. No dejes pasar tu buenaventura, porque mejor ocasión que esta será difícil que llegue a buscarte a tu propia casa”.
 


POEMAS

PLEGARIA INTIMA


¡Oh, bondadose Dios!, has de mis penas un rosal
ved que mis intenciones están llenas de mal.
Haced que vuestro amor que es puro y santo el mío
y quita las espinas del quebranto de mi senda.
Con fuego de tu amor mi intenso frío quitad
y de mi pesadumbre del cruel hastío apartad.
Trocad mi amargo cáliz de amargura y dolor
por la copa colmada de dulzura del amor.
Ved que se va de mi alma enamorada la ilusión
y muere en los escollo de nada el corazón
Y eternamente el alma se llenará de tristeza,
y en las tinieblas nunca conocerá tu belleza Llenadme
con tus gracias y tus dones y alegrías.

Señor, todavía tienes el perdón de los labios?
y el poder infinito de dar vida a los muertos?
y sigues olvidando los infames agravios?
El inmóvil permaneces con los brazos abiertos?
si es así, con la gracia de tu amor celestial
alejadme por siempre de la pena y el mal.


MUY LEJOS DEL MUNDO

No has tenido espinas en tu corazón?
No has sabido nunca lo que es aflicción?
No llevas consigo las viejas señales?
Que deja en los buenos la fiera traición?

Que no? Pues no sabes lo que son los puñales
que esgrimen doquier los terribles males.
Son obras del mundo que en su obsecación
los forja más crueles y esparce mortales.

Si tu no has pasado por esta región
muy lejos del mundo por tú corazón
lejos del bullicio de la humanidad.

Pues cada promesa conserva emboscada,
con fina vileza la infame celada
que teje incesante la fiera maldad.



Dabajuro, 25 de Agosto de 1923



BLANQUINEGRO


Soy negro yo lo se, pero quisiera
que nadie me lo diga por desprecio
por que blanco !que va! no soy tan necio
para cree que de esta estirpe fuera.

Algunos me lo dicen con frecuencia
para ver si me pongo amortazado
pero otros, me lo dicen con agrado
Que es a veces por mera complacencia.

Una persona solo (yo soy franco)
me halaga con dulce melodía.
Diciendo cada vez que me veía
¿Cómo está tan simpático mi blanco?

Y esta persona que murió tiempo hace
que del mundo vivió su batahola
En vida se llamó “Vieja Bártola”
Que Dios tenga en la gloria y quede en pace.


Dabajuro, Abril de 1944.

HIMNO A SAN ANTONIO DE PADUA DE DABAJURO


San Antonio Patrono bendito
nuestro pueblo te viene a ofrendar
este himno de notas sencillas
cual la rosa que adorna tu altar
nuestras almas a ti se encaminan
Cual la nave a la “Estrella Polar”.

I
Una estrella de luz refulgente
que en la iglesia de Cristo brillo
señalando el camino de oriente
donde Cristo en la Cruz. Expiró

II
Esa estrella de vivos fulgores
es Antonio del Niño Jesús
por quien Cristo tendrá ordenadores
donde nunca le vieron su Cruz


YO NO TENGO LA CULPA

(Canción del Maestro Rogerio Espinoza, dedicada a la que más tarde sería su esposa Doña Josefa Zavala de Espinoza)

I

Tienen tus ojos negros un raro encanto que me fascina
y miradas furtivas que me dominan, que me dominan
Y un destello certero que hirió de muerte mi corazón
encendiendo la hoguera que ha sido causa de mi pasión

II

Yo no tengo la culpa de que te quiera, de que te quiera
culpa a tus ojos negros que me señalan una quimera
Si dejas de mirarme, niña adorada flor de las flores (Bis)
Se aumentarán mis penas y mis dolores y mis dolores

III

Si el beso es en tus labios una paloma que busca un nido
te brindaré los míos que son promesas de amor rendido
Si dejas de mirarme, como esquivarme verme siquiera
yo no tengo la culpa de que te quiera, de que te quiera

IV

Si envuelven las tinieblas
los resplandores de mi esperanza
será que ya me niegas de tus ojitos la venturanza
Yo no tengo la culpa de amarte tanto, de amarte tanto
culpa tus ojos negros y la riqueza de tus encantos
 
 



 


 
 

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