jueves, 25 de enero de 2024

Cartas Amarillas: Cómo pez en el agua. Por Luis Vidal Sánchez CNP 18.683.


Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme. Jon 2,11

Vivir como pez en el agua, es un anhelo que todos queremos, sin embargo muchas veces por no aceptar nuestra situación, desbordamos nuestro hábitat y llegamos a cohabitar fuera de nuestra confianza y comfor. 

Es una situación muy cómoda, agradable o en que se sabe cómo moverse con acierto. Uso: figurado; Sinónimo: como en casa; Relacionados: a gusto. 

Jonás lo tiene todo, está cómodo, aún pero se resiste a entender que cumplir la voluntad de transmir a los demas, la alegría de vivir, nada más hermoso y satisfactorio, que darse, aunque no entiendo éste misterio, proporciona la mayor alegría existente

A los reptiles de la tierra, y te enseñarán, a los peces del mar, y te explicarán. Job 12,8

En ésta Primavera espiritual que vivo aprendo que cuando descubrí que era el Señor quién permite que mi mar de comodidad, se seque o simplemente se antoja de mi para una misión, sacude el océano, queda en mi decir aquí estoy, en medio de mi confusión

Job se deja llevar pacientemente, sin resistencia, por sus amigos que lo someten al escarnio público y lo sacan de su comodidad, de su sitio de confort. 

Así soy cuando salgo de mi lago, de mi tranquilidad. 

Job Observa que es la mano de Dios, quien ha permitido todo el dolor y tribulación que vive: (Job 12,9) ¿Quién no sabe, entre todos ellos, que todo esto lo hizo la mano del Señor?  

Yo los castigué con la sequía, el pulgón y el granizo en toda la obra de sus manos, ¡pero ustedes no han vuelto a mi! -oráculo del Señor-. Ag 2,17

Por un tiempo culpé a todos de mis desvaríos, hasta luego de un largo viaje de confusión, llegué: a entender que sin dolor, sufrimiento, tribulacion, no hay verdadera felicidad. 

Comprendí que Jesús me hizo un llamado a hablar de su misericordia. 

Y cuando ví que me resistía a su amor y voluntad, me transformó en otra persona, siempre crei que no era factible experimentarlo, me rendí a su amor 

Después de aquel versículo que abrió mi mente, llegó otro 

(Ag 2,19) ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? 

A partir de este día, yo daré mi bendición. 

Comenze mi nueva vida, en otro mar y aquel pez, acostumbrado a hacer lo que quería, aceptó dejarse llevar pacientemente sin resistencia, por un ser maravilloso. 

Hasta ése momento muy mencionado pero desconocido por mí. Nunca más las cosas han sido igual

Hoy vivo en otro mar,  en sus manos mis angustias y penas y aunque todavía no entiendo algunas cosas, pido que el se encargue y así lo hace

Gracias, señor, gracias, por llevarme a vivir en tu mar



No hay comentarios:

Publicar un comentario