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jueves, 27 de agosto de 2020

Desde Dabajuro: flores blancas y una velita para tantas amistades eternas que han partido este año al cielo y no les hemos despedido.


Quisimos estar allí físicamente.
Nuestro corazón estuvo allí con ustedes.
Nuestras lágrimas rodaron desde nuestro hogar al suyo.
Amigos, amigas...eternos desde siempre. 
Han sido muchos los hermanos dabajurenses que se fueron al cielo y no hemos estado porque la vida nos puso en planos distintos uno entre otros, aunque toquemos el mismo suelo.

Envío de ramos para funerales: lo que hay que tener en cuenta

En el dolor queremos dejar plasmado aquí nuestro sincero acompañamiento.
No estamos acostumbrados a no estar; pero la vida nos dibujó un escenario diferente. 
En este portal dejamos flores blancas y una velita encendida en el amor que trasciende tiempo, distancia y lugar.

Que Tipo de Arreglo Floral Funerario deberia enviar a su ser querido?Decoración Interior De La Habitación Blanca Con Vela Encendida Y Ramo De  Rosas Fotos, Retratos, Imágenes Y Fotografía De Archivo Libres De Derecho.  Image 94137091.Chistmas Vela Encendida Sobre Fondo De Brillo Foto de stock y más banco de  imágenes de Arte - iStock

Recuérdame

DAVID HARKINS

Puedes llorar porque se ha ido, o puedes
sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha
dejado;
tu corazón puede estar vacío
porque no lo puedes ver,
o puede estar lleno del amor
que compartisteis.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

Una vela encendida puede encender millones de velas sin perder su llama |  ♥Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ♥ ღ Ƹɳ Մɳ Ɽïɳ¢óɳ Ðҽɭ Ѧɭᶆą ღ ♥Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ♥

Debajo del poema y en la barra comentarios podemos colocar los nombres de nuestros seres amados que han partido en este 2020 para poder en su momento rendirles la dignidad de una merecida despedida

sábado, 19 de marzo de 2016

Apertura Puerta Santa en Dabajuro

Cortesia Texto y Fotos.
Tomado facebook oficial San Antonio de Padua de Dabajuro.

Compartimos ustedes las fotos de lo que fue la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia en nuestra Parroquia y el hermoso Vía Crucis preparado por la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen para la meditación en la procesión hasta el Templo.

Desde ya todos podemos peregrinar hasta la puerta y cumpliendo los requisitos respectivos poder ganar las indulgencias en este tiempo especial de misericordia declarado por el Papa Francisco.

Felicitamos al equipo Cofradía por tan excelente iniciativa que junto a la Apertura de la Puerta Santa organizada por la Sociedad de San Antonio  dio inicio a los días santos e inauguró de bella forma el Año de la Misericordia en Dabajuro.

martes, 9 de septiembre de 2014

Celebrado en Dabajuro los 90 años de vida del Pbro. Sergio Delgado.

      El templo San Antonio de Padua vestía este 09 de septiembre de 2014 matices de colores, sentimientos, alegrías y nostalgias. Era como vivir un episodio que marca nuestros libros en una página importante.
       El Padre Sergio, o simplemente Padre Delgado, sacerdote de nuestro Dabajuro por nacimiento, dedicación y ofrecimiento de su obra, realmente parecida a su proyecto  de vida resumido en un lugar ya emblemático para Dabajuro "El buen pastor".
       La feligresía escuchaba atenta cada palabra de homilía del Pbro. Ysmael Álvarez,  pero, sobre todo, la conversación espontánea sobre el testimonio de vida en los mismos labios del padre Delgado.
    Un hermoso encuentro en nuestro templo, sonrisas de hermandad, una sola familia en la gratitud de celebrar 90 años de un servidor de Cristo en nuestra iglesia.
        Feliz cumpleaños Padre Delgado, que Dios en su infinito amor le guarde siempre en los senderos de su amor.
        Un aplauso inmenso y de corazón resonó en el templo de Dabajuro, donde siempre sirvió a la feligresía, y sigue sirviendo con una lucidez admirable.

Texto y Fotos: Licda. Lourdes Díaz Güerere
CNP 18234












Vídeo testimonio de la intervención sobre su su vida en la homilía espontánea propiciada por el Pbro Álvarez.



sábado, 26 de julio de 2014

Venezuela: tierra predilecta y bendita

Dr. Luis Bozo

María Inmaculada, Virgen y Madre de Dios, se une a nuestras plegarias y oraciones, para hacerlas más fuertes y agradables de Dios. Ella nos pide y recuerda las palabras de su amado hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, “Amaos los unos a los otros, como Jesús nos ama”. Debemos poner en práctica, su mandamiento del amor, entre nosotros, como una sola cosa; y así daremos consuelo al corazón traspasado de Jesús, su amado hijo.
La iglesia prospera, avanza y se difunde con la sangre de los mártires, que se ha convertido en semilla fecunda de muchos nuevos cristianos. Debemos ser ardientes en nuestra Fe, fervorosos en la oración, unidos y obedientes a nuestros pastores (El Papa, Obispos y Sacerdotes). En nuestra tierra se difunden los errores que nos alejan de la Fe verdadera, y las sectas que representan una grave amenaza para los fieles.
A los Sacerdotes, Pastores predilectos de la Santísima Madre de Dios y a los Laicos comprometidos; debemos difundir valerosamente la palabra del Evangelio, con una celosa obra de catequesis tan necesaria hoy para la Iglesia venezolana y falconiana.
Perseveremos en la oración, ardientes de amor a Jesús Eucarístico, que debe convertirse en el centro de nuestro Apostolado y el gran amor de nuestra vida, abiertos a las necesidades de los pobres, los humildes, los pequeños y sobre todo, los que viven en las tinieblas del paganismo y no conocen la Luz de la verdad, y la Salvación que nos regala nuestro Señor Jesús.
Venezuela ha sido separada y dividida, ha soportado el peso y la prueba sangrienta de una de una guerra continua entre hermanos, siendo grande el peligro que amenaza nuestra tranquilidad y la paz. Venezuela es tierra predilecta y protegida por nuestra Madre Virgen María, Madre de Jesús, Sierva de Dios Padre y Esposa del Espíritu Santo. Ella nos conduce por el camino de la verdadera Paz y la Unidad.
La Paz y la Unidad que viene de Dios, vendrán a nuestra Iglesia y nuestra patria, como un don particular del corazón Inmaculado dela Santísima Virgen María. Con esta gran confianza, Oremos y mantengamos firmes en la Fe. A todos los Sacerdotes, nuestros Pastores, Y a todos los Venezolanos; Dios nos Bendiga y guíe siempre. Amen.
Adelante Iglesia venezolana y falconiana al encuentro de Dios y la Virgen, siempre.



viernes, 13 de junio de 2014

Hoy es el gran dia de Dabajuro: la luz del Evangelio en el ejemplo de San Antonio de Padua

     Decir: "es 13 de junio" se traduce en el alma de los dabajurenses cristianos católicos en un día solemne, de encuentro con el Evangelio vivo en la huella de Antonio de Padua. Aquel sacerdote, lejano en distancia de espacio y tiempo es a su vez tan cercano a través de la  fe como guia espiritual en su legado para alcanzar la gracia en el conocimiento y práctica de las virtudes teologales.
     San Antonio de Padua como ejemplo y luz del Evangelio supera en todo aquella imagencita hermosa que heredamos como iconografía patronal hace más de 2 siglos. Su vida signa nuestra misma vida al querer seguir su obra con tanta devoción, que la mejor interpretación está enmarcada en el himno que le dedicaría el maestro Rogerio Espinosa, himno único en Venezuela y con la correcta concatenación de elementos evangelisticos que explican el significado de Antonio de Padua para Dabajuro.

San Antonio Patrono bendito

nuestro pueblo te viene a ofrendar

este himno de notas sencillas

cual la rosa que adorna tu altar

nuestras almas a ti se encaminan

Cual la nave a la “Estrella Polar”.


I

Una estrella de luz refulgente

que en la iglesia de Cristo brilló

señalando el camino de oriente

donde Cristo en la Cruz, expiró


II
Esa estrella de vivos fulgores

es Antonio del Niño Jesús

por quien Cristo tendrá ordenadores

donde nunca le vieron su Cruz.
       Ha trascendido en el tiempo una tradición y nos va quedando la belleza de los valores que nos aporta esa herencia para inspirarnos a ser mejores cristianos, mejores personas  en comunidad con todos nuestros hermanos, en la espera  de cada 13 de junio para volver a nuestro terruño.
      Un abrazo a toda nuestra gente. Seguimos signados por los valores de la paz, del amor y la comunión con el prójimo.
     ¡Feliz dia Dabajuro querido!
     ¡Que tu predicación nos ilumine eternamente San Antonio de Dabajuro!
Licda. Lourdes Díaz Güerere
CNP 18234

jueves, 12 de junio de 2014

Frases de San Antonio de Padua

1. Jesús es un nombre dulce que alimenta la esperanza; nombre que es, como dice San Bernardo, júbilo para el corazón, melodía para el oído y miel para la boca.

2. Si tú predicas a Jesús, Él ablanda los corazones y dulcifica las ásperas tentaciones. Si piensas en Él, domina tu corazón. Si lo lees, sacia tu mente.

3. Tan pobre como es la mesa que carece de pan, así la vida ms ejemplar resulta vacía si le falta amor.

4. El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.

5. Cristo nos ha sido dado por el Padre para que al vivir por él, lo amáramos; sin él vivir es morir.

6. Dos cosas, el amor de Dios y del prójimo, hacen perfecto al hombre.

7. La acción, sin la oración, no tendrá ni luz ni sabor.

8. La fe debe estar animada por el amor.

9. Dios fija la mirada en el corazón cuando infunde la luz de la contemplación.

10. Quienes quieran adquirir la fe en Dios, la caridad hacia el prójimo, la penitencia hacia sí mismos, es necesario que vivan en la quietud del espíritu y en la dulzura de la contemplación.

11. Si injurias a un niño, si lo provocas, si lo golpeas, pero después le muestras y ofreces una flor, una rosa o cualquier cosa similar, él olvida rápidamente la ofensa, abandona la ira y corre a abrazarte. De igual modo, si has ofendido a Cristo pecando mortalmente, o lo has injuriado, si le ofreces la flor del arrepentimiento, la rosa de una confesión llena de lágrimas, que son la sangre del alma, Él, Cristo, ya no se acordará de tu ofensa, te perdonará la culpa y correrá a abrazarte y a besarte.

12. Quien un día quiera participar al gozo del banquete celestial en el paraíso, que considere la potencia del Señor, la sabiduría de Dios, la misericordia del Padre, considere la potencia para temer, la sabiduría para conocer, la misericordia para confiar.





 De los Sermones de Cuaresma

¡Qué grande es la vanagloria de creerse que pueda el hombre hacerse Dios! ¡Desgraciado! Por haber querido vanamante divinizarte te has rebajado hasta infrahumanizarte.

¡Oh bondad de Dios! ¡Oh dignidad del penitente! Aquél que habita en la eternidad habita en el corazón del humilde y en el espíritu del penitente!

Me confieso con un hombre, pero no como a un hombre, sino como a Dios.

David tiró por tierra a Goliat con la honda y una piedra; así Cristo con la honda de la humanidad y la piedra de la Pasión venció al diablo. Casa de Dios llaman también a la confesión por la reconciliación del pecador. En ella se reconcilia el hombre con Dios, como se reconcilia el hijo con el padre cuando éste le recibe en la casa paterna.

Si en la casa de la confesión se hace oir la sinfonía del canto y de la compunción amarga, responde inmediatamente al unísono el coro de la divina misericordia para perdonar los pecados.

Roguemos al mismo Jesucristo, Hijo de Dios, y pidámosle insistentemente nos conceda llegar con espíritu contrito al desierto de la confesión y merezcamos recibir esta cuaresma, el perdón de nuestras iniquidades.

SAN ANTONIO DE PADUA: ESPIRITUALIDAD Y PENSAMIENTO

Más allá  de la imagen; el Antonio sacerdote, de carne y hueso. Su obra teologal.
Patricio Grandón Z




En la carta de Juan Pablo II, con motivo de la celebración del Octavo Centenario del Nacimiento de San Antonio, nos encontramos con una muy sugerente invitación a "difundir un conocimiento adecuado del santo taumaturgo". El acento puesto en el "conocimiento adecuado" se torna toda una suerte de desafío a mirar, y a comprender, a Antonio de Padua desde otra perspectiva, buscando poner de relieve, según parece, los elementos propios del "Antonio de la historia", como una forma de completar, y mejor comprender, en la perspectiva de una visión más integral e integradora, la tan conocida y difundida imagen del "Antonio de la piedad y la devoción". Visión que para nuestra sensibilidad actual suele aparecer como demasiado legendaria y con rasgos hasta increíbles, pero que sin embargo tiene un profundo arraigo y relevancia en la piedad popular y en la fe sencilla del pueblo creyente de todas partes del mundo, tanto dentro como fuera del mundo cristiano.
0 Sin desconocer la fuerza, y significación profunda, de la imagen del "Antonio de la piedad y la devoción", quisiera intentar una lectura, y consecuentemente una interpretación, más por el lado del "Antonio de la historia", pero no con la cualificación del investigador científico, que no poseo, ni con la perspectiva de la crítica historiográfica, que desconozco, sino más bien con la óptica de un "lector atento" que desarrolla algunas intuiciones, que hace algunas preguntas y que intenta establecer algunas simples relaciones entre los hechos y sus posibles significados, en términos de lo que se puede considerar como espiritualidad y pensamiento de San Antonio de Padua.
El intento de establecer lo que podría comportar la espiritualidad y el pensamiento de San Antonio, tiene para mí algunas acentuaciones particulares que quisiera establecer de entrada, a modo de hipótesis de trabajo. De aquí que quisiera referirme a San Antonio de la siguiente manera:
* En relación con el ámbito específicamente franciscano o de su relativamente corta permanencia en el movimiento franciscano (8 a 10 años aproximadamente). Y esto porque muchas veces da la impresión que hemos recepcionado un san Antonio como desligado de lo franciscano; como no teniendo mucha relación con Francisco o con el movimiento franciscano inicial y en su primera evolución, al menos tal cual solemos entenderlo hoy.
* En esta perspectiva es necesario comprender que Antonio pertenece a la generación que no se ha formado bajo la guía y presencia directa de Francisco, por tanto no pertenece al núcleo original de compañeros de Francisco. Antonio pertenece a la generación que hace el paso de la fraternidad primitiva a la de la Orden organizada en Provincias; de la fraternidad propiamente itinerante a la fraternidad establecida en "pobrecillas moradas".
* De lo anterior surgen dos cuestiones importantes para el "adecuado" conocimiento de Antonio: la primera es que El Santo aparece situado y actuante como "protagonista" de un momento clave, grave y decisivo de la evolución del movimiento franciscano en sus orígenes y primera evolución orgánica. La segunda, emerge si tenemos en cuenta la "distancia-diversidad" entre Francisco y Antonio, podemos intuir la diversidad, y consecuente riqueza, de composición y de componentes del movimiento franciscano en sus inicios. La diversidad aquí la entendemos como riqueza y no como desvinculación, lo cual constituye una suerte de pista válida contra toda posible consideración uniformante de los orígenes del movimiento franciscano en su primera evolución.
En lo que se refiere al modo de proceder en este intento por establecer la espiritualidad y el pensamiento de san Antonio, estaría pautado de la siguiente manera: relevamiento de algunos puntos claves o significativos del "decenio franciscano" de san Antonio y leer a partir de ellos, los posibles elementos de espiritualidad-pensamiento antonianos. Y esto buscando enunciar-describir sucintamente el hecho y luego proponer una interpretación del mismo, procurando su posible proyección actualizada. En suma, el procedimiento sería: hecho-acontecimiento; interpretación (espiritualidad-pensamiento) y proyección.
1. LITURGIA, ESCRITURA Y CONTEMPLACIÓN
Esta robusta triada va a marcar la primera formación y experiencia del joven Fernando por casi un decenio, primero en la canongía regular agustiniana de San Vicente de Fora en Lisboa y luego en la de La Santa Cruz de Coimbra. Decenio, casi, que culminar con su ordenación sacerdotal y que constituir su "primera" respuesta al llamado de Dios, nacida en los albores de su adolescencia lusitana
. Tiempo largo es este, pautado por la vida regular de una gran comunidad de canónigos que se inspiran en la regla de san Agustín y que en su formación privilegian la teología positiva basada en el estudio de la Sagrada Escritura y la tradición de los Padres, como el medio para acceder a la oración-contemplación, celebrada solemnemente en la liturgia y que alternan con algunas actividades pastorales y asistenciales. Tiempo largo vivido en el diario contacto con las fuentes de la revelación-salvación que los canónigos regulares de san Agustín, y Fernando con ellos, intentan desentrañar, celebrar y poner en práctica.
La espiritualidad y el pensamiento formados, celebrados y practicados a partir del texto sagrado comentado por los Padres, especialmente san Agustín, san Jerónimo, san Gregorio, san Bernardo, basándose en el ya establecido cuádruple sentido de la Escritura: literal, alegórico, tropológico y anagógico. Todo lo cual se complementaba con la teología de las "Sentencias" de Pedro Lombardo y con el estudio de las ciencias naturales de la ‚poca, recogidas, sobre todo, en las llamadas "Etimologías" de san Isidoro de Sevilla.
Fernando se inserta, de este modo, en la tradición de la espiritualidad bíblico-monástica y su consecuente teología positiva de comentario del texto bíblico, en el momento en que empieza a ganar terreno en las universidades una teología más especulativa y racional, que recoger las aportaciones de Abelardo y la impronta del recientemente descubierto, en occidente, Aristóteles, y que andado el tiempo llegar a su culminación en las Summas de la llamada Alta Escolástica.
Esta primera formación basada, preferentemente, en el texto sagrado va a ser una impronta imborrable de la espiritualidad antoniana. Una emergente constante en el Antonio predicador y en el Antonio docente de sus hermanos. De esta impronta da testimonio claro su "Opus Evangelicum" o "Sermones" y también su forma de vida, "según la forma del santo Evangelio" en el movimiento franciscano.
Un significativo punto de acercamiento es este centrarse en el texto sagrado, entre la espiritualidad y pensamiento antoniano y la sensibilidad latinoamericana que sigue intentando construir una espiritualidad cristiana y eclesial a partir de la Palabra vivida, reflexionada y contrastada con la realidad desde el texto leído en la comunidad eclesial de base.
2. CRISIS, DESEO DE MARTIRIO Y
DESCUBRIMIENTO DE LA VIDA EVANGÉLICA
La vida regular de Fernando, en la gran canongía de La Santa Cruz de Coimbra, se va a ver impactada y transformada al saberse la noticia del martirio de los cinco primeros franciscanos en Marruecos. Movido por este acontecimiento, según atestigua la "Assidua" (5,5), Fernando va a manifestar a los franciscanos de San Antonio dos Olivais, ser admitido en la Orden Franciscana, previa dispensa de su condición de agustino, con el propósito de ser enviado a tierra de sarracenos para sufrir el martirio. De modo que el motivo inmediato de Fernando para hacerse franciscano es el deseo de martirio.
El cambio de nombre de Fernando a Antonio y la convivencia con los hermanos en san Antonio dos Olivais van a marcar la primera etapa en la iniciación franciscana de Antonio. Luego de un breve tiempo de conocimiento y formación en la vida "según el santo Evangelio", Antonio parte para Marruecos, pero su deseo de martirio se frustra y se trastoca por la enfermedad que lo inutiliza para la misión. Debe volver a Portugal, pero en el intento los vientos van a terminar por depositarlo cerca de Messina. Aquí se entera de la celebración inminente del Capítulo General de Asís de 1221, el conocido como "Capítulo de las Esteras".
Antonio pasa de canónigo regular a franciscano, con el deseo de ser mártir, pero ve frustrado su propósito. Los acontecimientos lo van llevando a descubrir, a través del contacto con los hermanos en Coimbra, primero; en Marruecos, seguramente -aunque nada dicen las primitivas fuentes-; en Messina y en el camino a Asís; en el mismo Capítulo, donde probablemente pudo divisar a Francisco, el proyecto de vida "según la forma del santo Evangelio", que es la propuesta central del movimiento franciscano. Todavía otro tiempo más le ser concedido, circunstancialmente, a Antonio para profundizar, en la práctica, dicho proyecto: su estancia en Montepaolo donde es enviado, un poco por compasión y un poco por necesidad, por el Provincial de Romagna, después del Capítulo de Asís de 1221 (cfr "Assidua" 7).
San Antonio dos Olivais, la breve y malograda estancia en Marruecos, Messina, el camino a Asís, el Capítulo de Las Esteras, Montepaolo, son los lugares que van a marcar la "inicial formación franciscana" de Antonio. Toda una suerte de formación itinerante para el silencioso y desconocido hermano lusitano, que hasta aquí, en todo, pasa desapercibido, dedicado a la oración-contemplación y a los oficios domésticos en el éremo de Montepaolo.
Ser otro acontecimiento "no proyectado" el que, una vez más vendrá a cambiar el rumbo en la vida de Antonio. En Forlí, y para salir del trance, Antonio debe predicar en la ordenación de un grupo de franciscanos y dominicos. Una circunstancia del momento va a ser el medio para "revelar" el saber y la ciencia bíblico-teológica de Antonio, que de aquí en más le ser encomendado, preferentemente y casi con dedicación exclusiva, el ministerio de la Predicación.
Esta manera de darse las cosas para Antonio, tienen una particular relevancia para descubrir un nuevo rasgo de su espiritualidad y pensamiento. De un lado, tenemos el "proyecto" de Antonio (ser mártir). De otro, las circunstancias que se van dando y que van revelando el proyecto de Dios para Antonio, en una tensión que las diversas fuentes van interpretando, a la luz de los resultados posteriores, como la preparación de la grandeza y santidad de El Santo y que dejan a éste, siempre según las fuentes, en el silencio y en el pasar desapercibido, como forma expresiva de la receptividad y disponibilidad para acoger el proyecto de Dios en el marco de la vida según la "forma del santo Evangelio".
El encuentro entre proyecto de Antonio y el proyecto de Dios, y la consecuente acogida de éste por Antonio, revelan que su espiritualidad-pensamiento se enraizan en lo que solemos llamar el Dios de la historia; el Dios que habla en los acontecimientos históricos, para algunos "fortuitos", para otros "gratuitos". Dios le había hablado ya a Fernando a través de la Palabra estudiada, meditada, contemplada y practicada en el decenio agustiniano. Este hablar de Dios hace ahora conjunción con los acontecimientos históricos de la vida del Antonio que buscando ser mártir descubre la vida evangélica en el acontecer de la vida compartida con la fraternidad minorítica, consolidando en El Santo la espiritualidad-pensamiento de la contemplación de la historia, a la luz de la Palabra y de la propia vida, como generadora de respuestas, también históricas (el ministerio de la predicación itinerante, por ejemplo), adecuadas a las circunstancias del tiempo y lugar.
La espiritualidad-pensamiento antoniano del Dios de la historia, que habla en los hechos históricos de la cotidianediad fraterna y minorítica, es otro recio punto de acercamiento y proyección con esa convicción y búsqueda de la espiritualidad latinoamericana que escudriña los acontecimientos de cada día y que al ser iluminados con la Palabra, leída y compartida en la comunidad, van dejando escuchar el habla-proyecto de Dios para el aquí, el ahora y el mañana, en cuya trama se van elaborando las respuestas-proyectos históricas para la hodierna vida de la comunidad humana y cristiana latinoamericana.
3. EL MINISTERIO DE LA PALABRA
El grueso de la vida franciscana de Antonio estuvo dedicado al ministerio de la predicación itinerante. La Romagna, el Véneto, la Lombardia, el Mediodía de Francia, conocieron la audacia profética, sin concesiones, de Antonio.
Este "ministerio" arrancaba del mandato de la obediencia y se apoyaba en una convicción fundamental, enunciada por el mismo Antonio en sus "Sermones": el Predicador es un HERALDO, un testigo, un enviado, un profeta; un simple portavoz. Es un "ministro" (servidor) de la Palabra, que tiene eficacia en sí misma y que debe estar siempre basada en la Palabra de Dios estudiada, meditada y asimilada. De aquí que el predicador, ministro de la Palabra, debe predicársela primero a sí mismo y luego a los demás, nunca en nombre propio, sino siempre en nombre de Dios.
El ejercicio práctico de la convicción precedente en la vida y ministerio de predicador itinerante de Antonio, viene a ser la condición de posibilidad, el requisito sine-qua-non, de la libertad, la audacia, el profetismo, sin concesiones ni claudicaciones, que van a caracterizar el anuncio-denuncia de la predicación de Antonio, tan resaltada, en su forma, contenido y contraste con el entorno por las fuentes antonianas primitivas y reflejadas en el texto mismo de los "Sermones"
En esta perspectiva la espiritualidad-pensamiento de Antonio viene marcada por el tema del anuncio como encuentro entre palabra y testimonio de vida; entre la conciencia de ser enviado y el imperativo de vivir en conformidad con el contenido del anuncio, en la tesitura franciscana de que al saber ha de seguir el bien obrar, en el orden del ser y el hacer en coherencia con el mensaje creído y anunciado.
La proximidad de espíritu e ideas con la convicción de la espiritualidad cristiana, de los últimos decenios, de que la vida cristiana se realiza, entre otras formas, por el anuncio de la Palabra y el testimonio de la propia vida, como dos momentos inseparables del ser-hacer cristianos, es más que cercana, y obvia. La actualidad de Antonio, en este campo, se concretiza en el traernos a la actualidad, desafiando a la actuación, aquella constitutiva originaria de la espiritualidad cristiana: la inseparable alianza entre anuncio de la Palabra y el testimonio de la vida, como sendas expresiones del ser-actuar cristianos en el mundo.
4. "LEER" LA SAGRADA TEOLOGIA A LOS HERMANOS
" Al hermano Antonio, mi obispo, el hermano Francisco, salud. Me place que enseñes la sagrada teología a los hermanos, con la condición de que, con el estudio no se extinga el espíritu de la santa oración y devoción, como se dice en la Regla. Amén".
Esta auténtica carta de Francisco a Antonio nos sitúa en el contexto de la tarea de Antonio como docente de teología, el primero en la Orden según el parecer de muchos estudiosos del franciscanismo. El ministerio de la docencia teológica fue ejercido por Antonio en Bolonia, el sur de Francia y Padua y según el tenor de la carta de Francisco fue una actividad que contó con su aval y beneplácito entusiasta
El "espíritu" de la carta va marcar, y condicionar, el tipo de magisterio ejercido por Antonio, tanto en el contenido como en la forma, de modo que su quehacer teológico se va a enmarcar en la forma de "Sermones" y no en el de las "Lectio", propias del modo de hacer y enseñar teología de la época escolástica que est comenzando a tomar envergadura y que se convertir, andado el siglo XIII, en "la" forma de concebir, hacer y enseñar teología en toda la cristiandad occidental, llegando a confundirse, casi, el m‚todo con el contenido en la teología escolástica.
En el ministerio teológico-docente de Antonio confluyen varios elementos, que le van a dar su talante particular y que podrían sintetizarse en: su formación teológica primera, marcada por el espíritu agustiniano; el carácter positivo, no especulativo, de dicha teología, basada fundamentalmente en el estudio-meditación-contemplación del texto de la Sagrada Escritura, según la tradición de los Padres; y la condición de Francisco (cfr. CtaAnt.2) que el hacer y el enseñar teología tienen que supeditarse al espíritu de oración y devoción y no a la razón especulativa, de modo de llegar a hermanar ciencia y unción contemplativa, a fin de, como más tarde dirá san Buenaventura, convertir la teología en "sapiencia".
Por otra parte, Antonio con su ministerio teológico-docente, y Francisco con el "placet" de su carta, están mostrando una clara capacidad de respuesta a una necesidad socio-histórica y pastoral, interna del movimiento franciscano que ya ha comenzado a insertarse significativamente en el quehacer pastoral de la Iglesia por la predicación itinerante de sus miembros, y la correspondiente necesidad de formar a los hermanos destinados al "ministerio" de la predicación; y también externa, de la misma Iglesia que se empeña en la aplicación de las reformas del Concilio Lateranense IV (1215), en cuyos decretos la predicación se va a imponer como una obligación propia del ministerio episcopal y de aquellos a quienes los obispos se lo encomienden.
En el ministerio teológico-docente de Antonio, hacer y enseñar teología sin "apagar/extinguir" el espíritu de oración-devoción, supone, para Antonio, su inserción en una tradición previa: la del modo de hacer-enseñar teología de las escuelas medievales, monásticas y abaciales, que custodian la fe y la ponen sobre la razón; y también la de las escuelas episcopales y catedralicias que profundizan, preferentemente, la moral y la liturgia. Por su parte, en las nacientes universidades medievales se est dando la lucha entre razón y fe y los intentos de sobreponerse la una a la otra. Además, Antonio es depositario de una cultura teológica basada en la experiencia de san Agustín, con su acento en la voluntad y el afecto -como constitutivos del quehacer teológico-, y la cultura europea previa a la gran escolástica. De aquí que, para Antonio, hacer-enseñar teología sea tomar la revelación y reflexionarla guiado por la fe, haciendo un proceso de "razón al interior de la fe", que más tarde ser amplia y sutilmente desarrollado por Escoto en los albores del siglo XIV.
Según la carta de Francisco a Antonio, hacer-enseñar teología es un don de Dios, al igual que el trabajo (cfr RB 5), y por tanto también es un auténtico trabajo al interior, y exterior, de la fraternidad. Hacer y enseñar teología es expresión-manifestación del espíritu de oración y devoción, del cual no se puede separar ni el trabajo manual ni el intelectual (hacer-enseñar teología), pues ambos son expresiones del espíritu de oración-devoción. Trabajo manual y teología son formas expresivas del orar devotamente, del obrar según el Espíritu, al que hay que dejar operar y actuar en todas las formas del ser y quehacer franciscanos. Dicho de otra forma: hacer-eneseñar teología, en el espíritu de oración-devoción, es agregar a la acción de las manos (en el caso del trabajo manual) y a la inteligencia (en el caso del trabajo intelectual), la acción del corazón que ve más allá, puesto que opera por amor y que transforma en don el "leer"-"aprender" teología. De esta forma la escuela de teología, franciscano-antoniana, deviene no sólo en aula de ciencia y erudición, sino en escuela de sapiencia y de vida que transforma la acción de enseñar y aprender en sacramento de gracia. Lo que Francisco quería, y por su beneplácito Antonio parece haber encarnado, es que todos los hermanos, sin distinción, se edifiquen unos a otros comunicándose los propios dones.
Una teología hecha, enseñada y aprendida sin apagar el espíritu de oración-devoción, emerge, obviamente, como un momento segundo, al interior mismo, de la espiritualidad cristiano-franciscana-antoniana; como una expresión de lo orado-contemplado-vivido; como el momento reflexivo de la vida según la forma del santo Evangelio en el mundo y desde la fraternidad. El quehacer y la docencia teológica como una expresión de la fe orada y vivida, desde la comunidad creyente inserta en la realidad, contemplada a la luz de la Palabra, compartida y celebrada en la misma comunidad.
Hacer, y enseñar, teología sin apagar el espíritu de oración-devoción, tal como se ha descrito más arriba, nos aproxima bastante al talante metodológico y de pretensión de la teología latinoamericana y su consciencia de ser momento segundo en la vida de la comunidad creyente. Momento necesario, pero segundo, que sucede a la acción del Espíritu actuante en la historia y en la vida de la comunidad creyente (momento primero). Quehacer teológico y docente como ministerio de reflexión-sistematización de la vida y testimonio creyente de la comunidad en el mundo y como ministerio para la vida de esa misma comunidad en el mundo.




5. ADAPTACION DEL "ESPIRITU" DE LA "LETRA" DE LA REGLA
Es difícil imaginar cómo pudo Antonio desarrollar en su ‚poca tantas y tan serias actividades, como la agotadora tarea de predicador itinerante, lector de teología en las casas de la Orden y, además, durante cuatro años "ministro y siervo de los hermanos", primero como Custodio en Limoges (1226, año de la muerte de Francisco) y luego Provincial de Romagna (1227-1230).
El ministerio de "animación y corrección" de los hermanos, lo va a ejercer Antonio en un momento particularmente decisivo, y grave, de la evolución y vida del movimiento franciscano: a partir de 1224, y con la venia de Francisco, la Orden había empezado un proceso de evolución que la llevó de la itinerancia de sus primeros quince años de existencia a la fijación en moradas estables, que a tenor del "Testamento" de Francisco, debían ser "pobrecillas" de modo que no hicieran perder a los hermanos la conciencia de ser "viajeros y forasteros en este mundo" (cfr Test. 24).
El paso de la itinerancia original a la fijación en moradas "pobrecillas", ponía sobre el tapete el decisivo tema de la fidelidad a los ideales evangélicos, especialmente en torno al tema de la pobreza-minoridad, nudos centrales de la espiritualidad franciscana. A esta realidad "ambiental" se sumaban otros eventos más coyunturales, como que durante la celebración del Capítulo General de 1230 se realizó el traslado del cuerpo de Francisco a la nueva basílica, construida con asombrosa rapidez, al igual que el "sacro convento", con los oficios de Fr. Elías y con dinero recaudado en toda la cristiandad con indulto pontificio, en contra de la tajante prohibición de la Regla. Estos eventos pusieron sobre la mesa capitular una serie de graves cuestiones a discutir y resolver, relacionados con la observancia de la Regla de Francisco: el tema de la autoridad del Testamento, la obligatoriedad del Evangelio, la capacidad de real dominio-propiedad por parte de la Orden, la cuestión de la centralidad de la vida en "altísima pobreza".
Frente al planteo de estas cuestiones surgieron diversas posiciones y partidos: los que sostenían la necesidad de adaptar la "letra" de la Regla a las reales circunstancias de la evolución de la Orden; postura encabezada por Fr. Elías; los que veían con preocupación el rumbo que las cosas habían tomado en manos de los anteriores; el grupo de los llamados "fieles" al ideal primitivo. En este último grupo se situaba Antonio, y el general Juan Parenti, quienes hubieran querido que la Orden, en el Capítulo mismo, asumiera la responsabilidad de encauzar rectamente la adaptación de la Orden de acuerdo con el "espíritu" de la Regla. Pero el Capítulo, por mayoría, decidió remitir la solución al Papa, para lo cual designó una comisión de seis hermanos, "eminentes por su ciencia y amor a la Orden", cuya lista estaba encabezada por Antonio. La gestión tuvo como resultado la bula "Quo elongati." de Gregorio IX (28 de setiembre de 1230) y su decisión de no obligatoriedad del Testamento. Esta bula es la primera declaración pontificia acerca de la Regla franciscana.
Antonio emerge aquí como protagonista de un momento crucial de la evolución institucional del movimiento franciscano y adhiriendo a la postura del "espíritu" de la Regla adaptado a las circunstancias evolutivas de la Orden, lo cual viene a mostrar cómo en poco tiempo, casi un decenio apenas, había logrado empaparse del espíritu de Francisco y también la capacidad de realismo para evaluar ponderadamente la evolución de la Orden. Esta suerte de realismo de Antonio nos sitúa en esa tarea siempre presente a la vida del movimiento franciscano: ser fiel a la inspiración de Francisco en las cambiantes circunstancias de cada tiempo, momento y circunstancia, buscando la forma, y el contenido, de ser fieles a la vida según la forma del santo Evangelio, sin caer en anacronismos y, a la vez, sin traicionar las intuiciones primigenias de Francisco, cuya radicalidad y universalidad valórica tienen un carácter transistórico.
Por otra parte, una actitud, "centrada", como la de Antonio surge, sin duda, de esa característica suya, de ser un contemplativo de la historia, en este caso de la historia de la evolución primera del movimiento franciscano, lo que le permite, en último caso, fidelidad estricta al espíritu de la Regla y capacidad de adaptación, equilibrada, a los procesos evolutivos e históricos de todo grupo humano, que desde su humanidad intenta responder con fidelidad a los desafíos y coyunturas de su historia presente, desde el lugar transistórico del espíritu que los inspira.




6. A MODO DE CONCLUSIONES ABIERTAS


Llegados a este punto quisiera plantear, luego del suscinto esbozo previo -sobre la espiritualidad/pensamiento de san Antonio- alguna suerte de conclusiones, o elementos de síntesis, abiertos a ulteriores desarrollos y a la confrontación de ideas, puesto que el tema propuesto es basto y lleno de pistas que se podrían seguir.


7.1. Un primer núcleo de síntesis tiene relación con un hecho que debe haber sido bastante común en los orígenes del movimiento franciscano: la diversidad de las personas, y personajes, que pedían abrazar la vida "según la forma del santo Evangelio". Tal es el caso de Antonio, venido de fuera del ámbito franciscano, con toda una cultura, formación y experiencia espiritual diversa de la del franciscanismo propiamente tal, pero que, sin embargo, logra insertarse de modo muy significativo, y rápido, en el ambiente franciscano, al punto de ser un protagonista decisorio en la primera evolución institucional del movimiento franciscano.
A esta rápida y significativa inserción en el movimiento franciscano, viniendo de "otro universo" de espiritualidad, deben haber contribuido, además de las condiciones de apertura de espíritu del mismo Antonio, la capacidad de acogida e integración de la misma fraternidad franciscana de los orígenes, muy poco estructurada y muy permeable al aporte particular de cada cual que ingresaba en la misma y que, según el propio espíritu que la anima desde la Regla, con grandes espacios para el desarrollo, la creatividad y la aportación de cada uno que pedía abrazar la vida "según la forma del santo Evangelio". En esta perspectiva deben haber resultado decisivas las experiencias de convivencia fraterna y minorítica de Antonio con los hermanos en San Antonio dos Olivais de Coimbra, en Marruecos y en Montepaolo, sobre todo si se tiene en cuenta que en dos de esos lugares, el acento de la vida fraterna estaba puesto en la actividad contemplativo-eremítica en la que, según el testimonio de las fuentes, Antonio siempre hizo grandes progresos, y provechos, dada su natural inclinación a la misma y, sin duda, muy motivado, y entrenado, por su experiencia de canónigo regular agustino.
7.2. Pasando a los aspectos de lo que más propiamente podríamos considerar como espiritualidad-pensamiento de Antonio, se podrían tener en cuenta los siguientes:
* La centralidad de la Palabra, estudiada, reflexionada y contemplada, a la luz de la tradición de los Padres y de los acontecimientos de la historia, como paso decisivo para la contemplación de la historia, en el seno de la comunidad creyente y de cara al mundo.
* La apertura y escucha de la voz-proyecto de Dios en los acontecimientos de la propia vida y en los de la comunidad creyente en el mundo, como punto de encuentro, discernimiento y decisión para abrazar el proyecto de Dios como propio, y como de la comunidad creyente, para -siguiéndolo- vivirlo, generando respuestas y haciendo propuestas en la hodierna existencia de la comunidad cristiana en el mundo.
* La estrecha unidad, en el pensamiento y en la acción, entre la Palabra anunciada y la Palabra vivida; entre el anuncio-denuncia y el testimonio de la propia vida, como la condición de posibilidad, y legitimación, de un anuncio profético sin concesiones, de un mensaje que se ha recibido para ser comunicado como enviado, como heraldo de la Palabra.
* El quehacer teológico, hacer-enseñar-aprender teología, supeditado al espíritu de oración-devoción, permite hermanar espiritualidad y pensamiento, que se tornan sendas expresiones del Espíritu actuante en el cristiano y en la comunidad. En el espíritu de oración-devoción, el quehacer teológico se vuelve tarea de todos los miembros de la comunidad creyente, puesto que la actividad sistematizadora es un momento segundo, pero lo que se sistematiza-reflexiona es la vida de la comunidad misma a la cual todos contribuyen con sus dones, experiencias y vivencias y que algún, o algunos, miembros de esa misma comunidad creyente sirven con el ministerio de la reflexión sistemática, de la experiencia de la comunidad creyente en el mundo.
* La contemplación de la historia, a la luz de la Palabra, a fin de discernir y actuar el proyecto de Dios, en la propia vida y en la de la comunidad creyente, que vive y reflexiona su ser-actuar creyentes (hace teología), bajo la moción del espíritu de oración-devoción, le permite a esta comunidad de creyentes en el mundo, discernir según el Espíritu, el modo cómo responder ante las diversas y variadas situaciones de la cambiante historia que le toca vivir, de manera de ir adaptando, viviendo y actualizando siempre el espíritu, cristiano-franciscano-minorítico-antoniano, que le viene desde los orígenes y que se hace actual, y actuante, por la acción esclarecida de la comunidad creyente que busca adaptar el "espíritu" de la "letra" que la inspira.
PATRICIO GRANDON
MULTIVERSIDAD FRANCISCANA
MONTEVIDEO-URUGUAY