sábado, 10 de marzo de 2018

Médicos venezolanos hoy: un compromiso más allá de nuestras capacidades.

Eliezer Burgos Delmoral

Ser médico es un privilegio que Dios ha destinado como un don a algunas personas, de alli la necesidad de prepararse muy bien. En nuestras manos quedan muchas veces la suerte de tantos pacientes quienes nos encargan sus vidas, buscan alivio a sus enfermedades o incluso una palabra de aliento asertada en su padecimiento que aún por simple que parezca puede cambiar para bien su salud. Indudablemente estas consideraciones intuyen que la preparacion academica y etica debe ser de calidad.

En nuestro país desde principios del siglo XX existen médicos que con ejemplo, dedicación, sabiduría y entrega han puesto muy alto el nombre de Venezuela, otorgandole una muy ganada referencia de excelente ejercicio de la medicina. Médicos que a su vez son profesores en prestigiosas universidades y que han contribuido a formar centenares de galenos con los mismos principios en nuestro país, brindando durante muchos años una asistencia de calidad llevando esto a que Venezuela tuviese altos estándares de salud.

Los médicos contábamos con hospitales, centros de salud y medicaturas que estaban dotados con todo lo necesario para brindar a todos los pacientes por igual una buena atención médica y un seguimiento adecuado. Por supuesto necesaria ha sido siempre la vocación del médico, su grado de sensibilidad humana y la confianza que el paciente deposita en su doctor. 

Hoy por múltiples factores (economícos, políticos, morales, entre otras) nuestros hospitales se encuentran sin los insumos necesarios para brindar asistencia de calidad. Unido a ésto, la pérdida de poder adquisitivo del venezolano y la poca o nula producción de medicamentos y material en general pertinente al área de salud; la crisis moral, donde ya no se ve al paciente como tal, si no como la solución a los problemas económicos del medico que lo atiende. 

Toca nuestra alma como médicos saber que no se puedan solventar muchos de los problemas que tienen nuestros pacientes. Pese a que muchas veces aun teniendo cómo comprar los medicamentos, prótesis o su tratamiento integral; no pueden hacerlo porque no existen en el mercado. 

Hay muchos dolorosos ejemplos de pacientes que han muerto esperando en una cola en algún hospital, otros que fallecen mientras los están ruleteando de un centro hospitarario a otro o de una clinica a otra porque no hay posibilidad de atenderlo o porque el paciente no tiene como costear su ingreso a una clínica privada.

Es triste ver como los pediatras ven cada vez más frecuentemente morir a niños desnutridos. Ver cómo un niño con hidrocefalia no tiene ningún chance por falta de una válvula que alivie a su enfermedad; pacientes nefrópatas en espera de un trasplante mueren por falta de lo necesario para una diálisis. 

Todo ésto aborda parte de las razones por las que muchos médicos, en su mayoría jovenes, pero también especialistas de comprobada asertividad, calidad, compromiso y eficiencia, incluso con mas de 30 años de experiencia, están emigrando a otros países donde quizás puedan ejercer y brindar a los pacientes los conocimientos adquiridos en función del supremo juramento hipocrático.

A todos los médicos, donde sea que nos hayamos formado, otorguemosle a cada pacientes lo mejor que cada uno. Practiquemos los conocimientos con entereza. Demos afecto, confianza y seamos siempre portadores de esperanza y fe, aún en las peores circunstancias, como este período de crisis en el cual nos encontramos. 

Es un día del médico diferente, para conmemorarlo en el servicio incansable, la práctica de las virtudes humanas, en fe y esperanza. 

Feliz dia del médico.