En el necesario afán de recuperar toda la información que nos permita construir nuestra historia local, quiero hacer público el contenido del discurso pronunciado por el Dr. Eliézer Burgos Delmoral, un 10 de marzo de 1997, con motivo del Dia de Médico, en sesión especial realizada en el templo San Antonio de Dabajuro.
Han pasado 17 años desde la realización de este acto. Más allá de la afinidad que me une al Dr. Burgos, encontré en este discurso valores morales tan entrañables en el ejercicio de la medicina, en la pertinencia a nuestra historia local en materia de salud, en vivencias, en inspiración a crecer para servir a los demás, en la humildad, que no debe ser una proeza y en el el ser siempre pueblo, vivir como nos enseñaron, no desconocer nunca a quien nos necesita, a escucha, pero, sobre todo en la insistencia de ser mejores porque cada paciente necesita mucho más que un medicamento.
Quizás visitar a veces nuestra medicatura y no encontrar el trato amable de algún médico, de alguna enfermera, que seguramente han pasado un mal día y son la minoría, en quienes buscamos sosiego a nuestra desesperación por salud y se traduce en desesperanza al sentirnos a veces ignorados, maltratados inclusive. Siempre he contado con la bondad de muchos médicos, médicas, enfermeros y enfermeras de nuestra medicatura en Dabajuro, lamentablemente, en los últimos días salí con lágrimas de indignación en los ojos al no contar con un trato digno. Pero insisto, son en extremo minoría, ante tanta gente buena que labora en nuestro hospital. Pero esa es una historia personal, muy ajena a la belleza del ser médico plasmada en el siguiente discurso.
Sigo recopilando discursos con la misma fuerza emotiva que el contenido de momentos puntuales que dibujan lo que somos.
Espero sus publicaciones, artículos de opinión y todo aquello que nos ayude a crecer. Comentarios y aportes.
Licda. Lourdes Diaz Güerere
lourdesdiazguerere@hotmail.com
CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL MÉDICO. 1997
(Lunes, 10 de marzo de 1997)
Mini-crónica realizada por José Antonio Reyes Perozo, cronista municipal de Dabajuro.
Recordando la labor del Dr. José María Vargas, se ha instituido en Venezuela este día como Día del Médico. La Alcaldía de Dabajuro no pasó por alto tan significativa fecha y se realizó una sesión solemne en la iglesia San Antonio. Como orador de orden se designó al distinguido galeno Dr. Eliézer Burgos Delmoral, quien por largos años se desempeñó como médico de nuestra medicatura rural y en la clínica privada que estableció en esta localidad. Actualmente es considerado como una referencia por sus brillantes aportes a la medicina en Venezuela.
Luego de pronunciar un brillante discurso donde se refirió a sus recuerdos como galeno en esta población, al doctor Burgos le fue otorgado un pergamino y placa de reconocimiento por su ardua y fructífera labor como médico de esta comunidad, la cual recibió de manos del Alcalde Jesús Reyes, acompañado de la ovación y admiración del pueblo de Dabajuro.
Discurso pronunciado por el Dr. Eliézer Burgos Delmoral, en sesión especial con motivo del Día del Médico en Dabajuro, el 10 de marzo de 1997 en el templo San Antonio de Padua.
(Salutaciones,
vocativos)
Jesús Reyes Zavala, alcalde del municipio Dabajuro. Francisca Oberto Lara, Primera Dama, Dr. Escary Reyes, Jefe Dtto Sanitario Dabajuro. Pbro Ramón Jiménez Petit, eterno sacerdote de nuestra iglesia de Dabajuro, Pbro, Alejandro Cerviño, párroco de Dabajuro, Dr Manuel Seoane, colega y amigo, Dra. Aira Olivares, Dr. Roger Saavedra, Dra. Nubia Ocando, GN, defensa Civil, FAP,TT...
….
Ante
todo quiero expresar mi agradecimiento al todas las personas que me invitaron
para que hoy pudiese estar aquí compartiendo con todos ustedes en la
conmemoración del dia del médico. Especial agradecimiento a mi colega, el Dr.
Escary Reyes, compañero de aula en nuestros días de primaria en el grupo
escolar “Guillermo de León”.
Cuando
se me plateó la posibilidad de que fuese yo quien estuviera aquí en este acto
de celebración del Día del Médico me sentí, lo digo sin falsa modestia, muy
halagado, puesto que tenemos en nuestro pueblo una gran cantidad de personas
con muchos más méritos que los que yo pueda tener.
Hoy
me siento muy orgulloso de estar en mi pueblo, al lado de mi mamá, hermanos,
sobrinos, amigos y en general de toda la familia dabajurense, a la que me unen
profundos lazos de cariño agradecimiento y recuerdos inolvidables.
La
vida es una especie de círculo donde en algunas oportunidades podemos volver a
trillar un camino ya andado. Hace 32 años aquí en esta iglesia recibí de manos del
Padre Jiménez mi primera comunión y hoy recibo aquí de ustedes, su aspecto y
respeto, lo cual me hace sentir, créanlo, muy importante.
El
día del médico lo celebramos el 10 de marzo en conmemoración del natalicio del
Dr. José María Vargas, padre de la medicina venezolana, quien además se
destacó por sus dotes políticas,
llegando a ser Presidente de la República. Notable fue también la trayectoria
del Dr. José Gregorio Hernández, otro médico venezolano que en su época fue
motor para que se produjesen cambios en beneficio de la medicina, y que además
se destacó por su nobleza y entrega a los pacientes, lo que ha hecho que hoy
esté a punto de ser canonizado.
Aquí
en Dabajuro hay muchos médicos jóvenes, se encuentran, algunos, cumpliendo con su compromiso obligatorio del
año rural y otros que se han quedado en nuestro pueblo. A todos ustedes les
digo que son muy afortunados puesto que Dios me dio el privilegio de ser
médicos, actúen siempre con inteligencia, con sabiduría, con lógica pero, sobre
todo, que ese espíritu de bondad que debe existir en cada uno de ustedes
siempre esté adelante. Sean honestos, sencillos, humildes. La grandeza está en
el alma.
En
su ejercicio profesional van a ser tentados muchas veces con proposiciones
malsanas. Cúbranse con una fortaleza moral y con mucha paciencia, honestidad y
perseverancia logrará lo que ustedes bien se propongan. Siéntanse contentos de
su trabajo y hagan que sus familiares y su pueblo se sientan orgullosos de ustedes,
busquen siempre la excelencia, la perfección en su trabajo, prepárense siempre
y recuerden que así como la gota de agua honrará la piedra, no por su fuerza,
sino por su constancia, ustedes llegarán a la meta anhelada con su esfuerzo y
perseverancia. En su carrera profesional deberán tomar decisiones de las cuales
algún momento dependerá la vida o el bienestar de un individuo y su familia.
Estén preparados, no se dejen sorprender, traten siempre con su ciencia y su
trabajo de arrebatar de las garras
de la enfermedad y de la muerte a los
pacientes que tengan la suerte de contar con ustedes. No se rindan nunca.
Ustedes
tienen la oportunidad de servir en éste o en cualquier otro pueblo, donde lo
hagan, sean líderes de la comunidad, únanse con gente positiva que puedan
lograr beneficios para su pueblo.
En
la medida de lo posible los invito a que sigan sus estudios.
En
nuestro pueblo existen una gran cantidad de médicos que han entregado sus vidas
al servicio de la comunidad, como es el caso del Dr. José Enrique Zavala, con
una destacada labor en Dabajuro y pueblos vecinos, en honor a su obra nuestra
medicatura lleva orgullosamente su nombre.
El
Dr. Victor López García, quien sirvió con sus conocimientos y mística a nuestro
pueblo aliviando penas y que posteriormente viviendo en Maracaibo ha resuelto
tantos problemas, que estoy seguro que todos los dabajurenses en algún momento
hemos recibido directa e indirectamente la desinteresada ayuda de este
benefactor del pueblo.
Debo
mencionar también a la Dra. Elvia Faría, incansable servidora de la medicina y
que, además, fue pilar fundamental en la creación de nuestra Unidad Educativa
Liceo Ángel Dolores Colmán, que tantos buenos frutos ha dado.
Posteriormente
con un singular estilo pero con la sencillez
y vocación de servicio, el Dr. Urbina se ganó al pueblo.
Estos
insignes colegas y casi coterráneos dejaron profundas huellas y buenos
recuerdos en nosotros, hoy viven en otras ciudades del país, pero saben que
siempre tendrán el cariño y la consideración de toda la familia dabajurense.
En
épocas más recientes hemos recibido otros colegas que llegaron para quedarse y
hacer de Dabajuro su hogar. Sembraron aquí sus sueños y esperanzas y han dado a
nuestra gente sus mejores años, mejores esfuerzos, con altísima vocación de
servicio, me refiero al Dr. Henry Sangronis y al Dr. Manuel Seoane, hoy ellos
son dos queridos hijos adoptivos de Dabajuro.
Han
transitado por nuestra medicatura gran cantidad de médicos notables que hacen
vida profesional en otras partes de
nuestro país. De grata recordación la Dra. Yalida Pereira, el Dr. Faría, el Dr.
Lugo, el Dr. Sulbarán y tantos otros que siempre tendrán en Dabajuro su casa.
En
la medicatura rural de Dabajuro, donde tuve la suerte de trabajar durante dos
años con una gran cantidad de personas a las que me une un gran afecto: Yalida
Pereira, Manuel Seoane, Mery Pineda, Felipe Sulbarán, fueron los compañeros con
los que compartí esos dos años de lucha, de alegrías, de tristezas. También
ayudaron a mi formación Carlos Mavárez, Lola, Chea, Isol, Romanita, María
Delgado, María Rivero, Rebeca Reyes, Carmencita, Oneida, Maria “la China” y
muchos otros. Allí comencé a ganar experiencia con el trato sencillo y humilde
de nuestra gente. Aprendí a ver lo débil, lo vulnerable que puede ser una
persona enferma y qque muchas veces necesita no una dosis de medicina, sino de
afecto, de comprensión. Aprendí que lo más importante es saber escuchar.
En
ese tiempo hubo aciertos y hubo fallas, pero considero que me gané el afecto y
respeto de mis compañeros y pecientes. Esos dos años fueron tiempo suficiente
para pensar en una especialidad y emprendí la tarea en búsqueda de lo que ha
sido siempre mi gran pasión: “La Cirugía”. Dios compensó mi esfuerzo y en el
viejo Hospital Central encontré lo necesario para llevar a cabo mi sueño de ser
cirujano y poder brindar a la gente la oportunidad de servirles cuando sus
dolencias ameriten el bisturí.
He
tenido la suerte de poder enseñar ahora a otros jóvenes lo que he aprendido y
eso me llena de orgullo y debe enorgullecer a mis maestros, puesto que fueron
ellos los que formaron las bases sólidas, no solo con información, sino también
con formación moral y cristiana para que yo siguiera adelante. De allí que les
invito queridos colegas a que busquemos metas, a que nunca nos gane el pesimismo y desde donde
estémos miremos siempre a los demás de igual a igual.
No
se vuelvan vanos, siempre sean pueblo.
Quiero
proponerle a todas las fuerzas vivas del pueblo (alcaldía, iglesias, médicos,
comerciantes, profesores, maestros y en general a todos los que tengan deseos
de colaborar) a que se empeñen en la creación de una Fundación que participe en
la administración y manejo de nuestro hospital, que busquen a nivel local,
regional y por qué no, a nivel nacional, mejoras para la salud de nuestro
pueblo. Recuerden que un pueblo unido es un pueblo fuerte.
Aprovecho para hacer público mi agradecimiento a Dios, a mis padres, a mis
hermanos, a mi esposa, a mis hijos y a todos los que hicieron posible mi sueño
por el apoyo incondicional que me han brindado siempre.
Estoy
seguro que todo el pueblo de Dabajuro sabe que tienen en mí un amigo
incondicional y Dios permita que por muchos años puedan tenerme allá en el
Hospital Central, para en la medida de las posibilidades seguir colaborando con
mi pueblo.
Quiero
seguir siendo siempre el médico amigo.
Aquí
están las generaciones de relevo que lo harán posteriormente.
Los
quiero mucho.
Gracias por su paciencia.